Hay momentos en que se me ocurre pensar, o más bien, me atrevo a pensar que ya no me acuerdo de ti. Después de todo, han pasado meses y mejores días entre esa tarde de agosto y hoy.
La mayor parte de mis días se pasan sin mayor novedad, como en ciclos constantes e insufribles, mismos que se rompen si alguien pregunta por ti o me deja un recuerdo acomodado en la palma de la mano o en mis oídos, o en las tardes de otoño, o en las gotas que caen sobre el parabrisas un lunes por la tarde.
Mis manos siguen siendo las mismas, con todas sus líneas de tiempo y cicatrices que dejaron misterios escondidos entre los pliegues cuando cerraba los puños. No sé cómo te fuiste, no sé en qué momento. Solo entiendo un poco la distancia que hay entre ambos cuando la mido en millas, kilómetros, ciudades, pueblos, hoteles de paso, gasolineras, horas-carretera, horas-vuelo, canciones de mi playlist, conversaciones vacías, casetas de cobro, chistes malos, etc, etc, etc…
JK
1 comentario:
aaww qué bonitotristebonito
Publicar un comentario